Desde un primer momento sabemos que Emma tiene 21 años, es guapa, rica e inteligente, y aunque huérfana de madre, no tiene ningún tipo de trauma, gracias, sobretodo a su institutriz la señorita Taylor, a quién maneja como le da la gana, como a todos los demás, el único que se salva es el hermano de su cuñado, el señor Knightley.
También sabemos que es bastante egocéntrica y manipuladora, y, aunque Jane Austen quería que la odiaramos ha conseguido todo lo contrario, tiene mucho cárisma y cae muy bien. Es muy entrañable, ya que, está tan ciega y cree que todo lo que hace lo hace tan bien y luego todo le sale tan mal que es imposible no quererla. Es mucho más fácil sentirse identificada con ella que con Marianne o Lizzie.
Es muy humana, porqué, por ejemplo, se empeña en que Jane Fairfax le cae mal y ya está, no hay quién la haga cambiar de opinión.
Aparte, uno de los mejores momentos del libro es cuando Emma vacila a la pobre señorita Bates. Le dice con una indirecta muy directa que habla mucho, algo que todos sabemos, está claro que decir eso en 2017 no importa, pero decir eso en la regencia era un poco fuerte, y ella va y lo suelta. Emma Woodhouse es sin ninguna duda, el personaje más humano y divertido dentro de las heroínas Austen, ya que la caga mucho, como todos nosotros, pero luego siempre aprende de sus errores.
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